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La crisis hídrica y la lucha por el agua en El Salvador

El 22 de diciembre de 1992, la Asamblea General de las Naciones Unidas estableció el Día Mundial del Agua, celebrado cada 22 de marzo. Esta fecha reviste gran importancia por la oportunidad de reflexionar sobre el vital recurso que es el agua, así como de reconocer su valor tanto en la naturaleza como en la sociedad.

El acceso al agua potable debería ser un derecho humano fundamental, ya que es esencial para la existencia misma de la vida. Esta dependencia insta a la participación activa de la población en las decisiones relacionadas con la gestión y distribución de este recurso crucial.

En el contexto de un mundo dominado por el capitalismo, los intereses privados a menudo intentan convertir el agua en una mercancía sujeta a las leyes del libre mercado. A medida que los países explotan y contaminan sus recursos hídricos, destruyendo los ecosistemas que los sustentan, el suministro de agua potable disminuye mientras que la demanda aumenta, convirtiendo el agua en un negocio lucrativo.

La gestión del agua y las políticas adoptadas globalmente han llevado a situaciones en las que millones de personas carecen del agua necesaria para una vida saludable y productiva, simplemente porque no tienen los medios económicos para acceder a ella. Los gobiernos tienen la responsabilidad de reconocer y garantizar el acceso al agua como un derecho humano básico, pero con frecuencia se ven influenciados por intereses privados que tratan el agua como una mercancía.

Es aquí donde la participación ciudadana desempeña un papel vital. La sociedad debe alzar su voz y tomar medidas para asegurar que los gobiernos promulguen políticas que salvaguarden el acceso al agua potable, garantizando que incluso aquellos que carecen de medios económicos puedan acceder a este recurso vital con dignidad. Además, es esencial que la población se involucre activamente en la gestión sostenible del agua, presionando al Estado para que tome las medidas necesarias para mantener limpias y abundantes, tanto las aguas superficiales como subterráneas.

En países como El Salvador, el Día Mundial del Agua adquiere una importancia aún mayor, ya que inspira la lucha de la sociedad civil por el derecho humano al agua en medio de una profunda crisis hídrica. Esta crisis se ve exacerbada por la destrucción de bosques y la biodiversidad, así como por la contaminación de ríos y otras fuentes de agua, todo ello resultado de procesos históricos de sobreexplotación de recursos naturales y negligencia estatal.

Esta crisis ha convertido al agua en un punto de conflicto, donde empresas y comunidades disputan el acceso a un recurso cada vez más escaso, como lo demuestra el caso del municipio de Nejapa, donde empresas como Coca-Cola se han instalado para aprovechar los recursos hídricos locales.

Además, los productores de caña de azúcar en la costa salvadoreña extraen grandes cantidades de agua del subsuelo para irrigar sus monocultivos, dejando escaso recurso para los agricultores locales. A esto se suma el despilfarro de agua tanto en zonas residenciales exclusivas como en sectores populares, donde se observa una distribución injusta y al mismo tiempo derroche del recurso.

Esta situación, agravada por los efectos del cambio climático, ha generado una crisis hídrica sin precedentes en El Salvador. Es imperativo que se tomen decisiones audaces y valientes para evitar que esta crisis alcance proporciones aún mayores.



The water crisis and the struggle for water in El Salvador

On December the 2nd, 1992, the General Assembly of the United Nations established World Water Day, celebrated every March 22nd. This date is of great importance because of the opportunity to reflect on the vital resource that is water, as well as to recognize its value both in nature and in society.

Access to safe drinking water should be a fundamental human right, as it is essential for the existence of life itself. This unit urges the active participation of the population in decisions related to the management and distribution of this crucial resource.

In the context of a world dominated by capitalism, private interests often attempt to turn water into a commercial product subject to the laws of the free market. As countries exploit and pollute their water resources, destroying the ecosystems that sustain them, the supply of drinking water diminishes while demand increases, turning water into a lucrative business.

Water management and policies adopted globally have led to situations where millions of people lack the water necessary for a healthy and productive life, simply because they do not have the economic means to access it. Governments have a responsibility to recognize and guarantee access to water as a basic human right, but are often influenced by private interests that treat water as a commercial product.

This is where citizen participation plays a vital role. Society must raise its voice and take action to ensure that governments enact policies that safeguard access to safe drinking water, ensuring that even those who lack economic means can access this vital resource with dignity. In addition, it is essential that the population become actively involved in sustainable water management, putting pressure on the state to take the necessary measures to keep both surface and groundwater clean and abundant.

In countries such as El Salvador, World Water Day takes on even greater importance, as it inspires civil society’s struggle for the human right to water in the midst of a profound water crisis. This crisis is exacerbated by the destruction of forests and biodiversity, as well as the contamination of rivers and other water sources, all the result of historical processes of overexploitation of natural resources and state negligence.

This crisis has turned water into a point of conflict, where companies and communities dispute access to an increasingly scarce resource, as shown in the case of the municipality of Nejapa, where companies such as Coca-Cola have set up operations to take advantage of local water resources.

In addition, sugar cane producers on the Salvadoran coast extract large quantities of water from the subsoil to irrigate their monocultures, leaving scarce resources for local farmers. In addition, water is wasted in exclusive residential areas as well as in popular sectors, where an unfair distribution and waste of the resource is observed.

This situation, aggravated by the effects of climate change, has generated an unprecedented water crisis in El Salvador. It is imperative that bold and courageous decisions be taken to prevent this crisis from reaching even greater proportions.

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