Author: Evelin Romero
Human rights activist for women based in Morazán
~Español abajo
The COVID19 pandemic is deepening the economic, social and political crises in the world, but the impacts are especially pronounced among the impoverished peoples of Latin America and the Caribbean.
In El Salvador, like other catastrophes that have occurred throughout history, COVID19 exacerbates high poverty rates, especially in rural areas where populations have been historically excluded from public policies.
In departments such as Ahuachapán, Cabañas and Morazán, the greatest affects of poverty fall more severely upon women, to whom the patriarchal system has erroneously assigned the main responsibility for family care; from reproductive tasks to productive work, all without financial remuneration.
Morazán unfortunately is a living example of this reality.
Due to the highly restrictive measures placed by the governemnt to deal with the pandemic, women are experiencing serious negative economic and social impacts.
Consequently, the responsibility to care for one’s family during this uncertain time is also generating adverse emotional responses.
Specifically speaking, this compulsory home quarantine has made it impossible for many women to carry out productive activities such as street vending or domestic work for other families. Aggravating the situation is the suspension of remittances, due to loss of employment of family members living in the United States.
On the other hand, some women who dedicate themselves to professions such as making clothing or cosmetology, have also been affected by the suspension of parties, graduations and other types of social events.
As expected, the lack of income leads to food shortages and the deterioration of health, affecting the immune system, especially in children and older adults. Although women have invested their few savings to cope with the crisis, this has not been enough as the pandemic is expected to worsen.
On top of this, social distancing measures are making it impossible for organized women in associations, cooperatives and savings groups to come together to socialize, share concerns, exchange ideas and find collective ways to face their reality.
Additionally, there is the difficult task of accompanying the education of school-aged children, considering that face-to-face classes are suspended and students must work via home guides, a task that can many times only be accomplished with the help of their parents and/or guardians. The situation is complicated in households that do not have internet access or with guardians who barely know how to read and write, as is the case in most rural families in Morazán.
Despite all these difficulties, the fighting spirit of these women hasn’t been defeated. Especially those women who are part of the Morazán Women’s Citizen Network. The network has found creative ways to maintain communication among themselves, to experience solidarity and to strengthen the accompaniment of those who face increased domestic violence.
We hope that from the present crisis we will draw renewed energy in order to create new relationships between us humans, new relationships with planet Earth and new alternatives for sustainable living.
Cómo COVID19 está Afectando a las Mujeres Rurales en Morazán (Pt.1)
Autora: Evelin Romero
Activista de derechos humanos para mujeres en Morazán
La pandemia del COVID19 está profundizando las crisis económicas, sociales y políticas en el mundo, pero sobre todo en los pueblos empobrecidos de América Latina y el Caribe.
En El Salvador, al igual que otras catástrofes ocurridas a lo largo de la historia, el covid19 pone al descubierto los altos índices de pobreza, de manera especial en las zonas rurales que han sido las poblaciones más excluidas de las políticas públicas.
En departamentos como Ahuachapán, Cabañas y Morazán, las mayores afectaciones de la pobreza, recaen con más severidad en las mujeres, a quienes erróneamente el sistema patriarcal les ha asignado la responsabilidad principal de los cuidados de la familia; desde las tareas reproductivas, hasta el trabajo productivo, sin remuneración económica.
Morazán, lamentablemente, es un ejemplo vivo de esta realidad.
Durante el tiempo transcurrido con medidas para enfrentar la pandemia, las mujeres están experimentando graves impactos económicos y sociales. En consecuencia, también les genera un impacto emocional sentir la responsabilidad del cuidado familiar.
Concretamente la cuarentena domiciliar obligatoria ha imposibilitado a muchas mujeres a realizar actividades productivas como ventas ambulantes u oficios domésticos para otras familias, agravando la situación está el hecho de la suspensión de remesas, por pérdida de empleo de familiares que viven en los Estados Unidos. Por otra parte, algunas mujeres que se dedican a profesiones como la confección de ropa o la cosmetología, se han visto afectadas con la suspensión de fiestas, graduaciones y otro tipo de eventos sociales.
Como es de suponer, la falta de ingresos genera escasez de alimentos y deterioro de la salud con afectaciones al sistema inmunológico, especial en la niñez y adultos mayores. Aunque las mujeres han invertido sus pocos ahorros para sobrellevar la crisis, esto no ha sido suficiente y se prevé que los problemas van a continuar.
Por otra parte, las medidas de distanciamiento social están imposibilitando que las mujeres organizadas en asociaciones, cooperativas y colectivos de ahorro, se puedan reunir para socializar sus preocupaciones, intercambiar ideas y encontrar formas colectivas de enfrentar su realidad.
Adicionalmente, está la difícil tarea de acompañar la educación de sus hijos e hijas, considerando que las clases presenciales están suspendidas y los estudiantes deben responder guías de trabajo en sus casas, tarea que solo pueden lograr con la ayuda de sus padres. La situación se complica en los hogares que no cuentan con acceso a internet o que los padres apenas saben leer y escribir, como suceden en la generalidad de las familias rurales de Morazán.
Pero todas estas dificultades no han doblegado el espíritu luchador de muchas mujeres, sobre todo aquellas que forman parte de la Red Ciudadana de Mujeres de Morazán, quienes han sabido encontrar formas creativas para mantener la comunicación entre ellas, para vivenciar la solidaridad y para fortalecer el acompañamiento a quienes enfrentan violencia intrafamiliar.
Tenemos la esperanza que de la presente crisis sacaremos energías renovadas para construir nuevas relaciones entre los seres humanos, nuevas relaciones con el planeta Tierra y nuevas alternativas de vida sostenible.